Ahora que volví a los estudios recordé una habilidad que daba por olvidada.
En esas clases en las que prácticamente me estoy durmiendo vivo y no escucho absolutamente nada de lo que dice el profesor, tengo como un sensor por el cual puedo notar cuando hace un chiste o comentario ingenioso y automáticamente largo una pequeña risa que lo acompaña.
Gracias a esto parecería que estoy prestando atención aunque no tenga absoluta idea de lo que se está hablando.
Soy genial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario